domingo, 25 de diciembre de 2011

DÍA DOS

Día 2

6
Me despierto, miro al rededor y dudamos haberlo hecho. Todo luce normal, quizás demasiado normal para ser cierto. Trato de encontrarle algún sentido a este estado existencial, y por un momento de certeza, encuentro un vacío.
(Take 2 )  
Me despierto, alrededor todo luce como si no nunca lo hubiera hecho, incluso la vela sigue del mismo tamaño que tenía antes de que el sueño me arrastrara. Todo luce normal, quizá demasiado normal para ser cierto. Trato de encontrarle un sentido a este estado de existencia; por un largo y penoso momento no me sale nada, después me salen estas líneas producto de los espasmos mentales que desean con toda sinceridad terminar con el estreñimiento mental.
7
El recuerdo de un sueño se vislumbra, llega y sigue su camino al olvido, ligero e inalcanzable. Me doy cuenta de que no puedo recordar nada de lo que sucedió antes de despertarme. No recuerdo ni siquiera quién soy (como si alguna vez lo hubiera sabido o lo llegaré a saber). Todo está cubierto por el velo del desconcierto. Astigmatismo o miopía, da lo mismo.
8
Recuerdo que soñé que tenía miedo y que deseaba despertar desesperadamente. Hace años que no tenía esta clase de pesadillas, pero puedo decir que la de anoche fue un recorderis mediocre: al primer intento de reventarme un ojo para despertar, lo conseguí.
9
Una sensación nueva y más plácida borra a la anterior: reconozco lo mucho que extraño escribir. La traición fue la culpable de hacerlo. La parte contaminada de mi espíritu, la desierta, la podrida, me estaba consumiendo. Y ahora la fluidez con la que realizo este calentamiento me sorprende, mis dedos son caracoles nadando sobre sal, frente a la velocidad con que brotan las ideas…
Me desespero por escribir más rápido, pero ¿para qué? Como un acto sexual, el contacto entre mis dedos babosos y el papel seco, debe ser sosegado.
Qué o quién fue el motivo de escribir tras un largo tiempo… no lo sé. Una hipótesis es:
Dentro de mí se produjo una guerra silenciosa entre mi ser conformista (alimentado por mi estilo de vida y auspiciada por mis allegados) contra mi ser creativo y decadente (alimentado de mi bibliomanía y por la certidumbre de estar posado sobre una piedra galáctica que cae en el vacío... 
Es menester nombrar el libro que leo ahora y los que tengo planeados leer, no como vanidad frente al lector, sino como homenaje a Ellos: 1. Big Sur y las Naranjas de El Boch – Henry Miller, 2. Los Hermanos Karamozov – El Jugador – Fiodor Dostoievski.
10
Mi verdadero oficio-vocación es tomar las cosas mortales y a través del flujo cerebral precipitado que se apodera de mí en el momento oportuno, dotarles de vida e inmortalizarlas hasta que la gente se dé cuenta que lo que ellos llaman vida no es más que un aburrido estado de desesperanza que lo justifican a través de ilusión televisada.
Podemos repensar nuestro propio mundo que hace años nos fue dado ya pensado. “A esos boniticos hay que darles pensando” dijo algún político.
Podemos hacernos necesitar por estrellas, así como nosotros necesitamos de ellas.
No creo en el silencio como la falta de sonido, sino como el lenguaje que usan los astros y planetas.
11
De nuevo me asalta la pregunta que siempre me atormenta ¿estamos atrapados dentro del pensamiento de alguien, de una niña, de un aciano?... todo esto que “crece”, que “evoluciona”, no será simplemente la obra de un Dios artista que todavía no madura, o de un Dios vago que tiene pereza de arreglar todo lo dañado y creyó que el automatismo y la razón serían la solución, o la obra de un Dios niño, que no sabe lo que ha creado pero que le gusta sin embargo nuestro dolor (tengo la imagen de un niño en un día soleado sosteniendo una lupa en su mano y fijando con la vista su objetivo: cientos de hormigas trabajando, de a terno) y le gusta nuestro sufrimiento porque bien sabe que Él no existe y no tolera esa idea, que bien puede ser la única idea; y que crea seres existentes para que ellos crean en Él y así no sentirse tan solo en su inexistencia.
12
Por lo visto estoy un poco corto de ideas esta mañana de miércoles. De miércoles no porque sea el tercer día del calendario, sino porque aún no sé si todavía sigo soñando o si alguien me sueña o si todo este puto mundo es así en realidad, cosa que no soportaría…
… y por lo cual tendría que desaparecer lo más pronto posible antes de que hormigas me sumerjan en un sueño colectivo: el de arder a la mayor la gloria de Dios
13
Espero que cuando termine este sueño aún queden manzanos para trepar.
Y aún quede por lo menos un niño gordo trepador que robe la última manzana que contienen al pequeño gusano que engendrará y fertilizará de nuevo a toda la tierra con ideas.
En este sueño, ese gusano soy yo.

Leo Salas Z.

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